Todos hemos estado ahí: frente a 200 etiquetas que parecen escritas en otro idioma, con el cajero mirándote de reojo porque ya llevás 5 minutos bloqueando la góndola. Tranquilo: acá te dejo la guía exprés para elegir bien y salir triunfante, en menos tiempo del que tarda en llegar el WhatsApp de “¿compraste el vino?”.
Empezá por la región
Si no sabés por dónde arrancar, fijate en el origen. Algunas regiones son apuestas seguras:
· España: Rioja y Ribera del Duero (tintos elegantes), Rías Baixas y Rueda (blancos frescos), Jumilla y Valencia (potentes y con buena relación precio-calidad).
· Argentina: Mendoza (Malbec top), Valle de Uco (más frescos y modernos), Patagonia (Pinot Noir de lujo).
· Chile: Maipo y Colchagua (Cabernet Sauvignon con músculo), Casablanca (Sauvignon Blanc vibrante).
· Mundo: si ves Borgoña, Toscana, Napa o Douro, seguramente estás frente a algo especial.
(varietal)
La etiqueta suele decir la uva. Si dice:
· Tempranillo (España): fruta roja, equilibrio, elegante.
· Garnacha (España): jugosa, ligera, para tomar sin culpa.
· Albariño (España): blanco fresco, ideal para mariscos.
· Malbec (Argentina): intenso, frutal, ideal para carnes.
· Cabernet Sauvignon (Argentina/Chile): estructurado, elegante, perfecto para asado.
· Syrah / Shiraz: especiado, carnoso, buen compañero de comidas.
No te cases con la etiqueta más cara
(ni la más barata)
El precio no siempre es garantía de calidad. Un buen rango para algo rico y sin sorpresas suele estar entre 8 y 15 euros o su equivalente en tu país. Si es para quedar bien en una cena, estirá un poco. Si es para pizza con amigos, no hace falta hipotecar la casa.
(pero no te obsesiones)
La parte de atrás de la botella suele tener pistas: notas de cata, maridaje, hasta temperatura de servicio. Leela rápido, agarrá algo que suene a lo que querés y seguí tu camino.
Tené siempre un comodín en mente
Elegí una etiqueta que ya probaste y te gustó y que se consiga fácil. Así, si el cerebro se te queda en blanco, vas a lo seguro.
Cómo no quedar mal en la góndola
· No agarres el primero que ves: hacé como que sabés, mirá dos o tres opciones.
· No leas TODA la etiqueta en voz alta: te van a mirar raro.
· No uses palabras como “resabio” o “retrogusto” en el pasillo del súper: guardalas para la sobremesa.
Bonus: tips express de maridaje
· Pizza o empanadas → Malbec joven, Garnacha o Syrah.
· Pasta con salsa roja → tinto joven.
· Pescado → Albariño, Sauvignon Blanc o Chardonnay sin madera.
· Carne roja → Cabernet Sauvignon, Malbec o Tempranillo.
· Tapas y picoteo → lo que sea que te guste, pero que esté fresco.
Si estás en Argentina: no subestimes los blends de corte (Malbec + Cabernet + Syrah). Son joyas a buen precio. Y sí, el vino en caja puede ser digno si sabés elegir (y si es para el asado del domingo, mucho más).
Al final, el mejor vino es el que vos disfrutás. No el de la crítica, no el que está de moda. Relajate, probá cosas nuevas y convertí cada visita a la góndola en un pequeño safari vinícola
Elegir vino en la góndola es toda una aventura… pero si querés ahorrarte el safari entre etiquetas raras, lo mejor es confiar en alguien que sabe.
Así que si estás en Madrid, dejá el carrito quieto y venite a Go Bar: Damianófilo te espera, copa en mano, para recomendarte el vino perfecto.
Nos vemos ahí — y si no te gusta lo que te recomiendo… me tomo yo la botella.
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